lunes, 22 de octubre de 2007

Influencias de la vestimenta en la Edad Media

Influencia bizantina
La influencia bizantina llevó a los reinos de Occidente el fasto oriental de las amplias túnicas y anchos mantos de lana y seda con bordados de oro y pedrería, muy en boga durante la época carovingia para trajes de ceremonia y para la gente distinguida. Pero la vulgar continuaba con sus calzas o bragas, su sayo o túnica corta y ceñida y su manta, que los visigodos llamaban striges cuando era fina y listada y borda si era de tela basta.

Influencia árabe
La invasión de los árabes influyó notablemente en la vestimenta de los pueblos sometidos quienes adoptaron sus zaragüelles o anchos calzones y sus hábitos casi talares, su faja y su turbante y su gorro semicónico. Pero entre los que lograron la independencia, como los españoles en la Reconquista, el influjo se limitó a la adopción de alguna que otra pieza y al uso de tisúes y otras telas de seda con franjas para la gente rica desde el siglo X. Las prendas más comunes de procedencia morisca entre los españoles fueron el pequeño turbante para la cabeza y la aljuba o corta túnica, a manera de gabán ajustado en los brazos y a la cintura y provisto de botones incluso a lo largo de las mangas.

La Reconquista
Solían llevar los españoles de la Reconquista, sobre todo desde el siglo XI, dos o tres piezas superpuestas a modo de túnicas (la túnica y la loba o sayo sin mangas, además de la camisa) siendo por lo común la superior de ellas el brial, pieza que en sus diferentes formas se adornaba con bordados y se abrochaba con botones, ajustándose al cuerpo desde la cintura arriba y pendiendo de ésta unos faldones por los lados. Estos faldones (que para algunos, constituyen el verdadero brial) se suprimieron o redujeron notablemente desde mediados del siglo XV quedando el cuerpo superior o jubón solo o con pequeñas faldillas y combinado entonces con las calzas enteras. El bambezo, gunapié, la gonela o gonel y el ciclatón (éste último, siempre rico y de gran vuelo) de que nos hablan los documentos de la Edad Media, fueron túnicas talares que se diferenciaban poco y el sobregonel, como indica su nombre era una especie de sobretodo que al admitir una esclavina o un cuello amplio en el siglo XIII, se llamó garnacha, convirtiéndose en gabardina y gabán cuando se hizo más corto y sin esclavina al final de la época.

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